Testimonios

Sor Mª Cecilia

De nacionalidad peruana
Ya en mi adolescencia tuve la idea de ser monja, me decía..¿Yo monja?. Era algo que escapaba de mi razón, porque no vengo de una familia católica practicante, yo casi ni asistía a misa.
Tuve una juventud normal, estudios, amigos, fiestas, etc...
Empecé a trabajar y con mi hermana nos hacíamos cargo de mi madre. Fue en estos comienzos que sentí más la atracción de ser monja...empecé a asistir a misa.... primero todos los domingos... ya no podía faltar a ella... era algo que necesitaba...pero la decisión, de ser monja, no la podía tomar porque no me atrevía... ¿cómo dejar todo?.
Llegaron las vacaciones anuales del trabajo y una amiga muy cercana me recomendó asistir a un Encuentro , EPJ (Encuentro de Promoción Juvenil) me animé y asistí... esto cambió mi vida.. me hizo abrir los ojos del corazón. Seguí perseverando en el Grupo Shema Israel que es la continuación del EPJ. Esto me fue dando fuerza para tomar la decisión.. pero luego mi pregunta era ¿dónde?. Hablé con un sacerdote..con una amiga...y la idea era asistir a algúna congregación para ir conociéndolas.... pero mi trabajo me absorvía mucho... asi que empecé a buscar páginas web de los conventos por internet .. pero nunca pensé en la vida contemplativa... , empecé a intensificar mis oraciones.. el rosario todos los días, vigilias nocturnas al santísimo etc... esto hacía crecer más mis deseos de ser monja.. fue un momento hermoso... era en lo único que pensaba..


El tiempo pasaba y en uno de esos días encontré un chat católico...y conocí a un misionero..fue él quien me habló del carisma cisterciense y me encomendó en sus oraciones a San Bernardo.... yo no conocía la Orden Cisterciense...pero me recomendaron leer  "La Familia que alcanzó a Cristo"...qué hermoso libro..con éste me enamoré del carisma... la sencillez de su vida, y la continua alabanza al Señor en cada momento de nuestra vida..... Así me puse en contacto con la abadesa de un Monasterio de España.... y realicé un seguimiento de discernimiento vocacional..... ahora estoy aquí... en el Monasterio Cisterciense y Abadía de Santa María y San Andrés, que se encuentra en plena naturaleza de Palencia que es lo que siempre me ha llamado la atención y siempre viajaba a lugares alejados de la ciudad... una vida en medio de la naturaleza viviendo solo para él y por él....


Hasta ahora mi familia(especialmente mi madre) no están tan conformes con que yo siga esta vida... pero me aferro al Señor y continúo en la aventura de seguirle teniendo en cuenta lo que nos ha dicho: "Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna".Mateo 19:29


A ti amiga/o que sientes la llamada del Señor te invito a vivir también esta aventura, entregar tu vida al Señor por completo. Anímate, el Señor nos quiere y te quiere también a tí especialmente.

Sor Mª del Carmen

Desde muy niña he experimentado la llamada del Señor, sin saber muy bien lo que era y lo que significaba, poco a poco con el tiempo me fui dando cuenta de que Dios quería algo de mí, hasta que llegó un día en el que me dije a mi misma. “El Señor te llama”, si te quieres enterar te enteras, si no te quieres enterar no te enteres, pero el Señor te llama. De mi corazón todavía adolescente brotó un sí grande a Dios del que no me he arrepentido nunca, a pesar de todas las dificultades, porque Dios no se deja ganar en generosidad.


Sor Mercedes

Ingresé a los 19 años en este Monasterio al que fui destinada por un tío mío  que era cartujo.
Por entonces, se vivían tiempos convulsos contra la religión, y mi abuela no quería que ingresara, pero yo le decía: "mire, abuelita, como si me llevan a Madrid, yo voy en medio del ejército si hace falta, si me matan, pues de algo tengo que morir."

Tenía vocación de religiosa y estaba  dispuesta a ir al fin del mundo para cumplirla. Y claro que tuve mis pretendientes, pero no les quise, yo quería a Jesús, y ellos no tenían nada que hacer. Me falla un poco la memoria, pero no creo que les dé mucha guerra. Solo pido que el Señor me conserve el conocimiento hasta el fin de mi vida. La vida espiritual para mí, vale mucho más que la ciencia médica, y yo me encomiendo a la ciencia divina. 

Me dio Dios la vocación, y la vi tan clara... que para mí ya no había más.

Soy feliz... y los sufrimientos los acepto porque vienen de la mano de Dios, y me preparo para una santa muerte, cuando Dios quiera, confío en su gran misericordia, y estoy en paz y en gracia, dispuesta a esperar a que Jesús me diga: “Venga, vamos para arriba.” ¡Contenta, Jesús, yo me voy contigo! ¡Ese es el mejor compañero de la vida!.


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